¿Crees que en el mundo laboral basta con destacar en conocimientos técnicos? No debería sorprenderte si te decimos que no es así. Las empresas dan una importancia cada vez mayor a las soft skills o habilidades blandas.
En esta entrada queremos centrarnos en la inteligencia emocional, una soft skill que, a menudo, pasa desapercibida y que puede costar desarrollar pero que es vital en el crecimiento tanto profesional como en el ámbito personal. ¿Conoces a Daniel Goleman? Fue este psicólogo americano, especializado en el cerebro y las ciencias del comportamiento, el que popularizó este término. Consideraba esta habilidad dos veces más importante que las destrezas técnicas y el coeficiente intelectual. Además indicaba que según se avanza en la jerarquía de la empresa más importante y más peso tiene.
La inteligencia emocional se define como la capacidad de los individuos para reconocer las emociones propias y ajenas, saber diferenciar e identificar los sentimientos, utilizar la información emocional para ajustar las respuestas y administrar las emociones para adaptarse al nuestro ambiente o conseguir objetivos.
Cultivar una buena gestión de las emociones tiene muchas ventajas, estas son algunas de ellas:
Si quieres conocer otras maneras en las que el desarrollo de esta habilidad puede ayudarte, especialmente si trabajas en contacto directo con el cliente, te recomendamos este artículo de Contact Center Hub, nuestra plataforma especializada en experiencia de cliente.
Todo esto está muy bien, pero ¿cómo conseguimos mejorar esta habilidad?
Goleman identifica que esta soft skill tiene 5 pilares: empatía, capacidad de comunicación efectiva o habilidades sociales, autoconciencia, capacidad de autorregulación y motivación. Estos son los cimientos sobre los que hay que trabajar.
Relegar tus emociones a un segundo plano para ponerte en los zapatos del otro puede ser complicado, pero es vital en las relaciones humanas. Esta empatía nos convierte en personas más accesibles. Pero... ¡No olvides tus necesidades u objetivos! No se trata de complacer a todo el mundo o de no dar nunca malas noticias, sino de tener en cuenta las emociones de los demás a la hora de comunicar o tomar decisiones que puedan afectarles. Esto permite que la cultura del equipo en el que trabajamos sea más sana, el feedback sea mejor recibido y los errores se vean como una oportunidad de crecimiento.
Tener empatía nos permite relacionarnos desde el respeto y buscar el entendimiento antes que imponer las ideas propias. Muchas veces se cree que con esta habilidad se nace, y pese a que es cierto que hay personas que de manera natural son muy empáticas, es una habilidad que se puede trabajar:
A esta habilidad también se le conoce como habilidades sociales. Es difícil mantener unas buenas relaciones laborales cuando el ambiente es tenso o incómodo. Muchas veces estas tensiones las causa una mala comunicación, trabaja tu mensaje y la manera de expresarlo, así se evitarán malentendidos.
Ya hemos hablado sobre cómo mejorar esta habilidad. ¿Quieres conocer cómo desarrollarla? Te descubrimos la estrategia aquí.
Esta es una parte clave en el desarrollo de la inteligencia emocional. Se trata de la capacidad para analizar y conocerte a ti mismo, reconocer tus fortalezas, debilidades y valores. La clave es ser honesto con uno mismo y con los demás. Este puede ser uno de los apartados más complicados de trabajar ya que el orgullo o las ideas preconcebidas pueden empañar nuestra visión e impedirnos aceptar lo que vemos.
Además esta habilidad te permitirá reconocer los efectos de tus sentimientos sobre ti mismo, las personas que te rodean y tu trabajo. Es la clave para no tomarse de forma personal comentarios dichos en momentos de estrés o para trabajar con personas altamente exigentes ya que entenderemos el origen de su frustración.
Algunos ejercicios que podemos hacer para mejorar son:
Es imposible evitar que las emociones aparezcan, pero lo que sí podemos hacer es controlar cómo actuamos para evitar que estas sean las que controlen nuestras acciones. De eso se trata la autogestión o autorregulación, de saber canalizar las emociones, especialmente las negativas, de manera que estas no afecten a nuestro comportamiento. Además, ¡es contagiosa! Cuando se pertenece a un grupo donde las personas son tranquilas y no reaccionan de manera explosiva ante cualquier noticia, se imitarán estos comportamientos, por lo que se reducirá el estrés del ambiente general.
Esta capacidad está estrechamente relacionada con la adaptabilidad, ya que ante un cambio, las personas con buena autogestión podrán regular las emociones negativas de miedo e incertidumbre y centrarse en buscar las maneras de ajustarse a la nueva situación. Si quieres saber más sobre la adaptabilidad y descubrir cómo ser más flexible, te recomendamos esta entrada de blog donde se desarrolla la estrategia.
¿Qué acciones pueden mejorar nuestra autogestión?
Es importante recordar que la autogestión no se trata de suprimir tus emociones o esconderlas, sino que es la habilidad para gestiónalas de manera que estas no controlen tus acciones, esto te permitirá responder y expresarte de manera apropiada en todas las situaciones en las que te encuentres.
Si actúas con tus objetivos en mente, te será más fácil mantenerte positivo y motivado, además de que te ofrecerá la fuerza necesaria para enfrentarte a cualquier obstáculo. Ante un revés o malos resultados una persona motivada por alcanzar lo que quiere y que gestiona bien sus emociones, conseguirá superar la frustración, adaptar la estrategia y volver a intentarlo.
Algunos trucos para no perder la motivación son:
Además de estos 5 pilares, es importante tener siempre presente que gran parte de conseguir un buen equilibrio emocional y una buena gestión del estrés se debe a un buen estado de salud. Practica un estilo de vida saludable, haz ejercicio, mantén una buena alimentación y presta especial atención a la calidad de tu sueño.
¿Quieres conocer más consejos para mejorar? Contact Center Hub te da 15 consejos de inteligencia emocional centrada en mejorar la relación con el cliente.
Como conclusión, la inteligencia emocional es una habilidad fundamental tanto en el ámbito profesional como en el personal. Al desarrollarla, podemos mejorar nuestras relaciones interpersonales, tomar decisiones más acertadas y enfrentarnos a los desafíos con mayor resiliencia. Con un enfoque consciente y práctica regular, podemos cultivar esta habilidad.
Si tienes ganas de más, te dejamos esta lista con 10 libros que te harán todo un experto en inteligencia y gestión emocional. ¿Eres más de video? Te recomendamos estas 10 TED Talks sobre inteligencia emocional."